viernes, 9 de agosto de 2013

CAJA DE HERRAMIENTAS PARA PADRES


Tema: El duelo ¿Cómo abordar la muerte de un ser querido con niños y niñas?

Por lo general frente a un tema tan doloroso como lo es la muerte de un ser querido, los padres se cuestionan sobre qué pueden hacer en una situación así. En muchas ocasiones parecería que lo más sencillo es no hablar o no entrar en detalles sobre el tema, no obstante aunque resulte doloroso y triste, es una acción de prevención en salud dialogar y ayudar al niño o niña a comprender los procesos naturales de la vida, en este caso la muerte. Conversar, resolver dudas y por ende informar a los niños y niñas sobre el tema de la muerte son acciones preventivas que denotan funciones adultas responsables. De esta manera, lo que cada padre informe y hable con su hijo o hija sobre el tema de la muerte dependerá de los valores, creencias religiosas y aquellas experiencias previas que cada uno haya tenido. Así, con el fin de dar algunas claves para facilitar este momento de dialogo, a continuación encontraran algunas recomendaciones para abordar el tema de la muerte de la manera más asertiva.

Recomendaciones:
El tema de la muerte debe ser abordado por las figuras más próximas a los niños y niñas, que generalmente son los padres, pues es una forma de entablar espacios de confianza, apoyo y acompañamiento con niños y niñas.
Es importante preguntar a los niños qué saben sobre el tema, y explicar o aclarar los conceptos que ellos están generando sin dramatismos, pero reconociendo que es una situación dolorosa.
Abordar con naturalidad, en la medida de lo posible, los temas como la muerte que puedan generar diversas inquietudes en los niños y niñas. Razón por la que resulta pertinente abordar el tema con tranquilidad, haciendo uso de palabras sencillas y concretas, que permitan una mayor claridad sobre el tema.
Muchas veces las preguntas o dudas de los niños y niñas resultan desconcertantes por lo confuso que resulta el tema de la muerte. No obstante recuerde que no hay respuestas universales frente a este tema, por lo que las respuestas dependen de diferentes razones (valores, creencias religiosas, experiencias previas, entre otras).
Si bien para todos nosotros el tema de la muerte se encuentra enmarcada en una serie de misterios imposibles de resolver, es importante manifestar a los niños y niñas que los padres (o figura más cercana) no tienen respuestas definitivas en este tema.
Tenga en cuenta que aquella información que hable con el niño y cómo lo haga debe corresponder a la edad en la que este se encuentra. No es lo mismo hablar de este tema con un niño de 4 o 5 años a hacerlo con un joven de 14 o 15 años.
Si bien es necesario informar al niño o niña y aclarar sus dudas, hágalo en la medida que el niño o niña le pida información sobre el tema. Por lo general ellos ponen límites frente a estos temas, por lo preguntan si hay algo que los inquieta o sencillamente cambian de tema.
En la medida de lo posible, es importante dejar claro que parte del ciclo de la vida es la muerte y ello implica que las personas que nos dejan no nos van a volver a ver ni nosotros a ellas. No obstante, esto no implica que no se puedan realizar actos simbólicos para recordarlas y sentir que desde algún lugar aún están con nosotros.
Es importante tener en cuenta que el niño en edad preescolar (2-5 años de edad) no tiene claro que la muerte es un hecho permanente, por lo que generalmente la concibe como algo temporal y reversible. Razón por la cual el impacto que recibe el niño de 5 años no es el mismo que los adultos, por lo que es natural que el niño hable con naturalidad y curiosidad sobre la muerte, pues es un tema en el que apenas comienza a reflexionar. Con el tiempo, el niño o niña irá pidiendo mayor claridad y respuestas frente a este tema. Recuerde que abrir estos espacios de conversación con los niños y niñas no sólo permite un mayor acercamiento hacia lo que estén pensando y los conceptos que están construyendo, sino que también, da lugar a compartir espacios de confianza con el o la menor.
No es aconsejable decir delante del niño cosas como "yo también me quiero morir" o "¿Qué va ser de nosotros?"
Cuándo y cómo dar la noticia. Aunque resulte muy doloroso y difícil hablar de la muerte con el niño, es mejor hacerlo lo antes posible.
Explicar cómo ocurrió la muerte. Procuraremos hacerlo con pocas palabras. ¿Qué podemos decirles si nos preguntan por qué? ¿Por qué ha muerto? ¿Por qué a mi? Son preguntas difíciles de responder. No pasa nada por decirles que nosotros también nos hacemos las mismas preguntas. Es bueno sepan que todos los seres tienen que morir algún día y que le ocurre a todo el mundo, debemos decirle con calma pero con firmeza que no ha sido culpa suya.
Para los niños menores de 5 años, la muerte es algo provisional y reversible. Será pues necesario ser pacientes para explicarle una y otra vez lo ocurrido y lo que significa la muerte. Los niños de estas edades se toman todo al pie de la letra. Es mejor pues decir que ha muerto, que usar expresiones como "se ha ido", "lo hemos perdido", y crear más ansiedad y confusión.
Algunas respuestas habituales en los niños de 2 a 5 años
Perplejidad: Parecen totalmente confusos sobre lo que ha ocurrido o se niegan a creerlo.
Regresión: Se pegan al padre superviviente, se quejan, se hacen pipí en la cama...
Ambivalencia: A algunos niños parece no afectarles en absoluto la muerte
Suele sentir rabia y enfado
Expresan su dolor a través de los juegos
Toman a sus padres como modelo: No es malo que los niños vean el dolor y la tristeza. No tengamos miedo de mostrar los propios sentimientos delante del niño (excepto manifestaciones violentas de rabia y dolor) Cuando le mostramos lo que sentimos, el niño nos percibe más cercanos, y es más fácil que nos diga el también, lo que le está pasando.
Miedo a morir u a otra pérdida
Establecen vínculos afectivos
Comprueban la realidad
Importante:
Mantenerse física y emocionalmente cerca del niño Con frecuencia, lo que más ayuda a los niños frente a las pérdidas, es reencontrar el ritmo cotidiano de sus actividades: el colegio, sus amigos, sus juegos familiares, las personas que quiere. Asegurarles que vamos a seguir queriendo a la persona fallecida y que nunca la olvidaremos.
Estar atentos a la aparición de algunos signos de alerta
Llorar en exceso durante periodos prolongados
Rabietas frecuentes y prolongadas
Apatía e insensibilidad
Pérdida de apetito y de peso. Miedo de quedarse solo. Comportamiento infantil (hacerse pis, hablar como un bebé, pedir comida a menudo) durante tiempo prolongado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario